Minimalismo mexicano en esta residencia en Zihuatanejo

Con un diseño que parece tallado a mano, Casa Z se posa sobre el Océano Pacífico como si tocara el cielo.
desde su fundación en 1986, Zozaya Arquitectos creó su firma basada en un estilo propio al que llaman Zihuatanejo, que se caracteriza por el aprovechamiento del clima de la región, la implementación de recursos locales junto a maestros artesanos de la zona y la edificación a desnivel, con especial atención en la protección del acantilado.
La máxima de ZAR es, mejor dicho, un devenir constante, pues aunque tienen claros los cimientos —que responden a una fuerte influencia de Legorreta y Ramírez Vázquez en Enrique Zozaya, fundador de la firma—, el saber hacer de sus creaciones evoluciona con cada proyecto. Por ejemplo, desde la incorporación de Daniel Zozaya —quien lideró Casa Z— son palpables las nuevas formas de hacer arquitectura emocional, que quizá tengan que ver con la implementación de recientes tecnologías, o con la visión fresca que da una vuelta de tuer- ca al diseño, para lograr un equilibrio entre la tradición y la contemporaneidad. Casa Z es ejemplo de esta escuela que ha colmado de gran diseño a la bahía de Zihuatanejo.

ZAR encontró la inspiración para lograr una vivienda que se mimetizara con el entorno y funcionara como ventana al paraíso.
FOTO: Rafael Gamo
Donde la mayoría vería un reto, debido a la complicada topografía del área, ZAR encontró la inspiración para lograr una vivienda que se mimetizara con el entorno y funcionara como ventana al paraíso. “La gama de colores la ofrece la naturaleza. Al ubicarse en un ecosistema abundante y selvático, contamos con colores vívidos, es por eso que decidimos usar tonos más neutros como el concreto pulido, muros de piedra braza local, madera parota en las carpinterías y el bambú para las celosías; con ello logramos una simbiosis de tonalidades”, afirmó Daniel.
Al entrar, el equilibrio entre cada elemento deja perplejo al visitante, no sólo por el interiorismo de Sara Campos o el mobiliario a la medida de Anuar Castro, sino por la imponente vista a la bahía y el juego arquitectónico que provoca sentirse como si se navegara en un mar infinito que, al mismo tiempo, permite rozar el cielo con la punta de los dedos.

La calidez juega un papel importante gracias a la atmósfera que se creó.
FOTO: Rafael Gamo
“Las primeras sensaciones al acceder a la casa son libertad y paz, el usuario queda impactado por el panorama que lo recibe. En el mismo nivel de la entrada nos encontramos con la alberca infinita que refleja el mar, logrando una sensación de flotar en el aire. La calidez juega un papel importante gracias a la atmósfera que se creó al fusionar el lenguaje de la arquitectura con el del interiorismo, resaltando cada espacio en su máxima potencia”, compartió Zozaya.
La opulencia está ligeramente entretejida en las esculturas y la zona privilegiada, pero como expresa el arquitecto, el lujo radica en la sencillez y en la arquitectura minimalista.

Todos los muebles fueron diseñados y fabricados en los talleres de carpintería de Anuar en Zihuatanejo.
FOTO: Rafael Gamo
En Casa Z se descubre un minimalismo mexicano tallado a mano, “todos los muebles fueron diseñados y fabricados en los talleres de carpintería de Anuar en Zihuatanejo. La interiorista Sara Campos estuvo a cargo del cauteloso diseño de las esculturas, así como de la mayor parte de los elementos decorativos, elaborados por maestros artesanos de Michoacán”, finalizó Daniel Zozaya. Esta residencia es un parteaguas para la arquitectura residencial costera, que sacude arquetipos y genera una nueva tendencia a seguir para otros arquitectos e interioristas mexicanos. Zozaya Arquitectos habla fuerte y claro. Lo de hoy es el diseño mexicano.