Dirk Jan Kinet, el gurú del eclecticismo

Visitamos el laboratorio creativo del interiorista belga, un lugar de monocromía arriesgada con la dosis exacta de maximalismo y una chispa de locura.
INTERIORISMO: Dirk Jan Kinet Interiors
En la esquina se asoma la impresionante Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Toco el antiguo portal de madera de un edificio de piedra y, al cruzarlo, no sé qué esperar. La emoción y la curiosidad van creciendo al subir la escalinata invadida de vegetación, mientras el canto de la soprano Barbara Bonney, acompañado por la melodía del pianista Vladímir Áshkenazi, y el aroma a soft cashemire que se escapan desde el interior de la casona, aseguran la entrada a un sitio absolutamente cautivador.
Ahí está Dirk, recorriendo el salón de un lado a otro, atendiendo al teléfono temas de trabajo, mientras nos da la bienvenida a su hogar, su fascinante espacio de experimentación personal. El diseñador belga llegó a México hace casi 25 años y siempre supo que quería habitar en el centro de la capital, “para mí es muy especial tener esta sensación de vivir en el corazón de una ciudad tan importante. No sé, tal vez por ser extranjero siempre quieres el contacto con la historia del país”, platica Dirk Jan sentado en su silla Egg amarilla, en su impecable traje negro —el retrato perfecto del contraste vibrante que caracteriza su trabajo—.

La casona que habita Jan Kinet fue construida en 1869.
FOTO: José Margaleff
Vivía en un departamento en la esquina de la calle, en un edificio muy famoso de estilo Art Nouveau y todos los días al ir por el pan pasaba frente a la casa. “Todo estaba cerrado, oscuro, gris… me intrigaba mucho. Un día vi salir a alguien, me encontré con una señora y le dije que estaba interesado en la casa. Pasó un tiempo y, al volver a buscarla, decidió mostrarme el espacio que se usaba como bodega”, relató Jan. Después de 1972 nadie habitó esta joya en el Centro Histórico, “todo estaba cerrado, no entraba luz, parecía una cárcel”. Dirk convenció a la dueña de rentarle la propiedad y desde hace nueve años habita esta mágica casona construida en 1869.
La residencia está compuesta por una cocina neogótica con desayunador, un gran salón principal y una segunda sala; ese mismo nivel alberga el vestidor, la sala de baño, la recámara principal con patio y el cuarto “comodín” —como él lo llama— que va cambiando de uso constantemente.

Antes de vivir aquí, cuando se mudó a un departamento pequeño, vendió todo y se dio cuenta del interés de la gente, por ello decidió hacerlo cada cierta temporada en su casa-showroom.
FOTO: José Margaleff
El segundo nivel es un luminoso penthouse para visitas en el que reina el azul y el blanco con pequeñas notas en naranja. En la casona, todo está a la venta, todos los muebles y accesorios de decoración. Cada dos o tres meses Dirk transforma por completo el espacio con una nueva propuesta de colores, patrones y, a esto, añade diseños propios e increíbles piezas de mobiliario y accesorios que encuentra en showrooms, mercados y tiendas de antigüedades, para después hacer ventas privadas y volver a transformar su hogar.
Dirk es enérgico y muy apasionado, y la constante metamorfosis de su casa-showroom es un claro ejemplo de su incansable evolución. “Soy rápido. No me gusta que los proyectos duren demasiado, así puedo mantener frescas las ideas que surgen al inicio”. Sus ideas son brillantes y fluyen con gran fuerza y rapidez.
Hoy, Dirk Jan distribuye su tiempo entre el showroom en San Miguel de Allende y el de la CDMX, proyectos residenciales y otros más grandes como el Hotel Pug Seal o Casa Awolly. Además, Kinet realiza consultas de diseño “así como un médico va a tu casa porque te duele el pecho”. Durante una sesión visita una residencia para ofrecer a los habitantes el diagnóstico y el remedio para conseguir un espacio personal y de gran impacto.

Sin miedo al negro, Dirk Jan Kinet combina este tono con colores vibrantes y llamativos.
FOTO: José Margaleff
Su obra podría definirse sin pretensiones. En cada proyecto fusiona elementos antiguos y modernos creando así una rica mezcla ecléctica. Los diseños de Dirk nacen de forma espontánea, de la intuición, de su profundo talento y de su naturaleza única. “He encontrado que comparto características con diseñadores belgas, a lo mejor lo tenemos en el ADN: hacer composiciones de muebles antiguos, viejos, recuperados y de combinar patrones”.
Sería imposible clasificar el interiorismo de Dirk Jan Kinet, lo cierto es que todas sus creaciones son auténticas, atrevidas y con una presencia imposible de ignorar. Sin miedo al negro, sin miedo a mezclar, sin miedo a nada.

Desde su casa-showroom, Dirk Jan Kinet nos guía a través de las habitaciones.
FOTO: José Margaleff