Auténtica arquitectura de playa

La costa del Pacífico mexicano ha sido reconocida en todo el mundo por su espectacular diseño arquitectónico.
Una de las playas vírgenes más bellas del país que ha conservado la esencia de su gente es Playa La Ropa, en Zihuatanejo. Su cercanía con un pintoresco pueblo pesquero le otorga un ambiente calmo que se ha mantenido así por décadas. En este sitio, enclavado en la montaña, se erige el Hotel Viceroy, perteneciente a una cadena internacional que ofrece a sus visitantes una experiencia de primer nivel en el contexto de una arquitectura auténtica de playa mexicana, donde predomina el uso de palapas y un diseño orgánico, que brinda un ambiente relajado y sin pretensiones. Este escenario tiene una ubicación privilegiada frente al mar, pues en realidad se trata de una de las primeras construcciones en Zihuatanejo, otrora conocida como Hotel Villa del Sol.

El arquitecto Enrique Zozaya logró crear un proyecto emocional, en el que más que principios formales destacó los detalles que surgen de la observación, la dirección del viento y la brisa, la luz y el color, para armonizar sus trazos con el entorno y así entregar espacios confortables y listos para el disfrute. En las villas se agradece la amplitud y la posibilidad de vivir las áreas sociales sin aire acondicionado, gracias a la orientación que el arquitecto propuso, en la que los vientos dominantes permiten una frescura natural, al tiempo que un rico calor invita a sumergirse en la pequeña alberca que existe en cada habitación, desde donde se aprecia la vista del Pacífico.
El diseño interior es justo y no sobrediseñado —como ocurre en algunos de los hoteles más contemporáneos—, lo que se agradece visualmente, pues la idea primordial es disfrutar de materiales naturales y estar en contacto con el entorno. La distribución de las 70 habitaciones, en un espacio que bien podría recibir 50 villas más, permite un andar casi anónimo por el resort y disfrutarlo sin tumultos en las albercas o en los restaurantes. Los caminos que conducen a las distintas áreas del hotel son exuberantes y están enmarcados por árboles de coco, bugambilias y vibrantes hibiscos, sobre todo el que conduce a la playa, la cual cuenta con poco más de 300 metros de longitud de hermosa arena blanca y cálidas aguas de mar.

Dirigido por el chef ejecutivo José Paco Isordia Dorantes, el restaurante La Marea ofrece frescos platillos de mariscos y pescados gourmet estilo mediterráneo para almuerzos y cenas inspirados en la temporada de la zona y aderezados con una colección de aceites de oliva de primera calidad. La refinada atmósfera a la luz de las velas del restaurante La Villa presenta modernas interpretaciones de la cocina mexicana del Pacífico, y el amistoso santuario del Bar Coral ofrece una barra de colorido ceviche y la especialidad de bar: el tequila, con sus 110 variedades. En realidad, se trata de un espacio propicio para vivir un verdadero lujo descalzo.